
Desde pequeña, disfrutaba leyendo cuentos a otros niños y niñas.
Y es que se produce una atmósfera especial que te inflama por dentro. Son sus caritas infantiles extasiadas, con los ojos muy fijos y muy abiertos, pero perdidos en la historia, recreando mundos imaginarios que les sugiere aquello que les vas narrando. Y sus respiraciones tan quedas, que pareciera que desean atenuar para no interrumpir, y cuyo ritmo se acelera en el momento más crucial del cuento, cuando un peligro terrible atenaza al personaje protagonista. Y sus voces, espontáneas,-aunque contenidas, proporcionalmente al interés que suscita el cuento-, de miedo o de desaprobación, cuando el malvado amenaza, actuando como un eco interno de emoción para la cuentacuentos, al comprobar la eficacia de su lectura y de lo oportuna que ha sido su selección de la historia.
Como cuentacuentos, aunque sea en casa, en "petit comité" tratas de crear el mejor clima; un espacio mágico y personal para cada pequeño asistente; una comunión en la fantasía y la aventura, tan feliz como fugaz, que no sé quién disfruta más.
Enhorabuena por el blog, los cimientos me han gustado mucho no quiero pensar que sera cuando llegues al tejado, un beso de la mamacuentacuentos, te sigo.
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